La familia y cada miembro de la misma, forman fuertes vínculos y difíciles de romper pero también, están en continuo cambio, el cual, se convierte en una constante a lo largo de toda la vida.
Existen etapas muy propensas de crisis, como puede ser el matrimonio, el nacimiento de un hijo, la adolescencia, el nido vacío, la llegada de la vejez, la pérdida de un ser querido...
Es necesario que se dé una adaptación adecuada en cada etapa y a veces, el apoyo profesional puede resultar muy necesario para superar estos obstáculos.